Por: Claudia Vázquez analista
El conflicto como lubricante económico
Dejando muy en claro que no hay nada más valioso que la vida y que cada pérdida de un ser viviente es dolorosa y una tragedia en sí misma.
Este escrito son solo algunas consideraciones de una de las emociones primarias de la humanidad; el Conflicto.
Sí, el conflicto entendido como lucha, disputa, tendencias contradictorias que surgen de nuestro interior y cobran fuerza en nuestra interacción con los demás.
El conflicto también entendido como un gran generador de cambios.
Y aunque desencarnado y aberrante para muchos, a través de los siglos, tanto economistas como historiadores han coincidido en el conflicto y sus derivados como un acelerador del crecimiento económico, cambios socioculturales y de innovación.
La guerra vista como un “negocio”, donde los largos periodos de paz o la ausencia de grandes conflictos internacionales entorpecen el crecimiento económico. Sin duda el escenario mundial predominante desde las últimas décadas del siglo pasado y en el actual, es que ha habido pocas guerras, al menos pocas de hondo calado internacional, pues el número de bajas en conflictos bélicos palidece ante las cifras de las dos guerras mundiales y las que se registran por situaciones de violencia civil.
Y aunque puede sonar ilógico, un alto número de estudiosos afirman que: “una mayor tranquilidad del mundo puede hacer que el logro de mayores tasas de crecimiento económico se haga menos importante, y, por lo tanto, menos probable”.
De hecho, la mayoría tenemos amplio conocimiento de que innovaciones fundamentales para el día de hoy tienen su origen en el mundo bélico; la energía nuclear, la computadora, los aviones actuales, innovaciones impulsadas por el Gobierno estadounidense para ganar la segunda guerra mundial y luego más tarde para determinar el triunfo de la Guerra Fría.
Internet mismo fue concebido como una protección ante ataques nucleares, el mismo Silicon Valley no fue creado para ser el paraíso de las redes sociales y el comercio electrónico, como lo es hoy, tuvo sus comienzos gracias a los contratos militares. Luego la “Guerra de las galaxias” entre Estados Unidos y Rusia, estimuló el interés y la inversión en la ciencia y la tecnología, lo cual sin duda tuvo un efecto inmediato en el crecimiento económico de los años siguientes.
Aun así, dicen los expertos que todavía más importante que los conflictos bélicos a la hora de estimular el crecimiento económico, lo importante es la sensación de vulnerabilidad y miedo al futuro que despiertan en la gente, lo que nos hace reducir los ahorros, gastar, consumir más, lo que se convierte en mayor actividad comercial y con ello en crecimiento económico. Esto sin contar el aumento en la productividad laboral.
Pero no se asuste demasiado, pues, aunque la mayoría de las personas identifican el conflicto como sinónimo de guerra, la verdad es que la guerra es solo el estado final de un largo y complejo sistema del que se conforma el conflicto, la sola discrepancia entre dos entes es en sí un conflicto, y a partir de ahí tendrá un sin número de fases y estadías que lo terminarán agotando antes de llegar a su etapa final.
Por: Claudia Vázquez analista
Claudia Vázquez es Maestra en Estudios Internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona.